¿Profesiones heredadas o alcanzadas?

Hoy, una frase un tanto desafortunada, llama poderosamente mí atención… “las mujeres de hoy no saben guisar”. Recuperada de mí espantosa perplejidad decido pegar un vistazo a la última y reciente memoria estadística realizada y publicada por Informa D&B, filial de CESCE líder en el suministro de Información Comercial, Financiera y Sectorial donde se nos invita amablemente a consultar los resultados obtenidos tras un estudio de Empresarios Individuales, haciendo especial hincapié en la diferencia sectorial que existe entre el sexo masculino y el femenino en términos laborales y poniendo de manifiesto que el 64,7% de los autónomos son hombres, frente al 35,3% de mujeres… ¿resulta algo más que sugerente, no creéis?

Hoy en día todavía existen determinados sectores en donde la mujer no es capaz de hacerse un hueco… la construcción, el motor, la agricultura, el transporte, siguen siendo tareas pendientes.

Aquellas actividades donde se requiere un mayor esfuerzo físico son todavía cosa de hombres… si bien es cierto que genéticamente las mujeres tenemos menor masa muscular en el tronco y somos capaces de reproducir solamente unos dos tercios de la fuerza de un hombre, hemos de tener en cuenta que en la parte inferior de nuestro organismo, las diferencias físicas son menos notorias y evidentes, incluso si tenemos en cuenta la fuerza en relación con la masa muscular de que disponemos, en las mujeres ésta es algo superior en relación con el sexo masculino, por lo que debemos de armarnos de valor y explotar toda nuestra fisiología para empezar a abrirnos camino en estos sectores actualmente “reservados sólo para hombres”.

Así pues, ¿podríamos estar hablando de profesiones heredadas o de profesiones alcanzadas? Evidentemente, hay profesiones arraigadas eternamente a un sexo en concreto, tal vez por un rol cultural, un rol de género, un rol social… las propias ofertas de empleo se decantan por camioneros “varones”, o “mujeres” empleadas de hogar con amplia experiencia en tareas domésticas… la sociedad nos lleva a continuar por esos derroteros, sin animarnos a saltar la barrera de perjuicios arcaicos y primitivos que no hacen más que potenciar una desigualdad palmaria y más que evidente en determinados campos.

Sin embargo, hay que hacer referencia a los empleos en los que se requiere un especial manejo intelectual, llámese educación, finanzas, servicios técnicos, trabajos más socializados y con mayor inclusión social, que son aquellos en los que el sexo femenino rompe los moldes.

Cada vez más, la mujer está cogiendo las riendas de su propia independencia, ocupando  cargos del Consejo de Administración y dirigiendo entidades a la cumbre del éxito, reemplazando así los menesteres de las tareas domésticas por un mundo laboral externo, único, mítico, lleno de oportunidades, y donde cada mañana descubre que ir a trabajar es toda una fuente de inspiración.

Cristina Pérez Perosán

Departamento Laboral